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lunes, 27 de octubre de 2014

De antiguos esclavos a siervos de la gleba:
la transición para el hombre libre

Luis Dufaur



Um punto que sirve para mostrar el tipo de tratamiento que existía entre los diversos grados de la jerarquía social es la comparación entre los esclavos de la Antigüedad y los siervos de la gleba en la época medieval.

En la Antigüedad el esclavo no tenía ningún derecho, ni siquiera el de la vida. Podía ser muerto por su dueño, que tenía derecho de vida y de muerte sobre él.

No tenía derecho a constituir familia. Si alguna esclava tenía un hijo, éste podía ser vendido y enviado lejos de su madre, como un animal.

Al final del Imperio Romano, cuando éste ya se había tornado cristiano, fue reconocido a los esclavos el derecho al matrimonio. Este proceso hacía parte de aquello que se llamó de humanización del Derecho Romano, atribuida a la influencia cristiana.

Tal derecho al matrimonio, entretanto, no impedía que los cónyuges pudiesen separarse, o ser vendidos, etc. No era todavía el derecho al matrimonio del hombre libre.

lunes, 20 de octubre de 2014

Santa Margarita de Cortona: ejemplo de contrición y penitencia – 2

Santa Margarita de Cortona: ejemplo de contrición y penitencia
Santa Margarita de Cortona: ejemplo de contrición y penitencia

continuación del post anterior

Radicalidad en la penitencia obtiene el perdón divino

Preocupada en evitar una recaída en el pecado, Margarita cortó su hermosa cabellera, que tanto orgullo le causaba, expuso el rostro al sol para perder su frescor, y examinaba cómo reparar su escándalo. Pasó a dormir en el suelo y a alimentarse apenas de hierbas.

Cierto domingo apareció en Laviano a la hora de la Misa más frecuentada, con una cuerda al cuello, y allí, en alta voz, pidió perdón a sus conciudadanos por el mal ejemplo que les diera.

Otra vez, en Cortona, Margarita se hizo arrastrar con una cuerda al cuello por las calles de la ciudad, mientras una mujer gritaba:

“Ésta es Margarita que perdió a tantas almas; ésta es la pecadora que profanó tanto nuestra ciudad”.1

En su intento de humillarse, muchas más cosas habría hecho, si la obediencia se lo hubiese permitido.

Margarita pasaba horas y horas de rodillas delante del Crucifijo, llorando por sus pecados. Su arrepentimiento fue tan profundo y sincero, que un día el Crucificado le dijo: “Tus pecados te son perdonados”.

lunes, 13 de octubre de 2014

Santa Margarita de Cortona: ejemplo de contrición y penitencia

Santa Margarita de Cortona, maestro anonimo, Arezzo, detalle
Santa Margarita de Cortona, maestro anonimo, Arezzo, detalle
Margarita nació en la ciudad de Laviano, en la Toscana (Italia), a mediados del siglo XIII. De su primera infancia nada se sabe, a no ser que perdió a su madre cuando tenía siete u ocho años.

Como sucede con cierta frecuencia, la madrastra que vino a ocupar el lugar de su progenitora, dos años después de su muerte, comenzó a tratarla mal, encontrando defectos en todo lo que ella hacía.

Pues bien, Margarita tenía un corazón tierno y una naturaleza ardiente. Y al no encontrar en casa el afecto que necesitaba, fue a buscarlo afuera. Se volvió una adolescente hermosa, llena de gracias y encantos.

Esto constituyó su desgracia. Cuando tenía quince años, el hijo del señor de Montepulciano se enamoró de ella y la convenció para ir a vivir con él pecaminosamente, prometiéndole que se casarían en un futuro.

Remordimientos de consciencia sofocados

En medio del lujo, las fiestas, los paseos, Margarita reprimía su consciencia, que de tiempo en tiempo como un aguijón la torturaba. Más tarde dirá: “En Montepulciano perdí la honra, la dignidad, la paz; perdí todo, menos la fe”.

Y era esa fe que afloraba, la que le hacía soñar con otra vida muy diferente de la que entonces llevaba. Algunas veces, por ejemplo, viendo ciertos lugares recogidos, comentaba:

lunes, 6 de octubre de 2014

La unión europea ordenada y cristiana medieval y la desunión caótica de la Unión Europea hodierna

La agricultura tuvo enormes desarrollos en la Edad Media.

En el paganismo era tenida como una profesión vil y, por eso mismo, tarea de esclavos maltratados, usando instrumentos rudimentarios y produciendo poco.

Sin embargo, en las abadías medievales todo cambió. Los monjes desarrollaron prodigiosamente los instrumentos agrícolas, crearon modos de recuperar las tierras, inclusive las menos aprovechables, descubrieron el modo de abonar y fertilizar, combatir a los insectos, seleccionar las especies, preservar los insectos y animales útiles, criar ganado de modo intensivo, hacer huertas en los espacios confinados de las abadías; estudiaron vegetales y animales para extraer de ellos los más variados productos, alimenticios o medicinales, secaron pantanos, canalizaron ríos, racionalizaron el aprovechamiento de las florestas, importaron y exportaron de o para otras abadías próximas o lejanas nuevas variedades vegetales o animales; aplicaron nuevas técnicas de cosecha, transporte y almacenamiento de granos y carnes, crearon toda especie de quesos, vinos, cervezas, champanes, fiambres y dulces, ¡y aún la lista es limitada!

 
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