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lunes, 30 de junio de 2014

Monjes trapistas hacen la mejor cerveza del mundo.

30 garrafas de Westvleteren XII com seus copos
e a caixa (no fundo) para presente
La cerveza Westvleteren XII, producida en la Abadía de San Sixto de Westvleteren (Bélgica), hace años viene siendo elegida como la mejor del mundo por millares de especialistas.

Como consecuencia, los pedidos de esa bebida se multiplicaron, la cerveza se agotó y muchos clientes exigieron aumento de producción.

La abadía, sin embargo, no pretende aumentar la producción. “Para nosotros, la vida en la abadía viene primero, no la cervecería – explicó el monje Mark Bode al diario De Morgen.

En la abadía, cerca de 30 monjes trapistas llevan una vida de reclusión, oraciones y trabajo manual.

En este año (2013) la cerveza Westvleteren XII continuó siendo apuntada como “la mejor cerveza del mundo” (“Best Beer in the Word”). Confiera en el sitio Ratebeer.

La prensa especializada se pregunta cómo eso puede ser posible, superando en cualidad a los mayores holdings y empresas de cerveza del mundo.

Muchos pequeños fabricantes especializados intentan imitar sus procedimientos.

Una de las mayores dificultades de los monjes de San Sixto es que la Westvleteren XII es tan procurada que se agota enseguida.

lunes, 16 de junio de 2014

Castillo de La Rochefoucauld: la historia milenaria
de una familia esculpida en la piedra

Castillo que lleva el nombre de la ilustre familia que lo posseee hace mil años
Castillo que lleva el nombre de la ilustre familia que lo posseee hace mil años
El castillo de La Rochefoucauld lleva el nombre de la ilustre familia que lo posee hace mil años, en la localidad del mismo nombre, en el actual departamento Charente, Francia.

Un castillo es un libro abierto en el que se puede leer la historia de la familia fundadora, de sus momentos fastos y nefastos, a través de los siglos, de las eras históricas.

Es muy importante conocer las fechas en que fue siendo erguido y los nombres de sus constructores. Pero vale mucho más aprender a leer su espíritu, sus imponderables, sus grandezas y miserias gravadas en sus elementos más destacados, o a veces en minúsculos detalles arquitectónicos.

En 980, Fucaldus – éste era el nombre de su fundador – construyó un campo fortificado en la roca, o “La Roche”, que domina al río Tardoire.

lunes, 9 de junio de 2014

Torneo para conmemorar la reedificación del Castillo de Windsor – 6

Cavaleiro, Hedingham CastleContinuación del post anterior

Por rápida que fuese la señal, ella se había hecho esperar para gusto de ambos adversarios, pues, así que fue dada, los caballos se lanzaron como si compartiesen los sentimientos de sus dueños.

Esta vez, Messire Eustache conservó el mismo albo. Pero Eduardo, habiendo cambiado el suyo, con su lanza acertó tan exactamente la visera que arrebató el yelmo del caballero, mientras la lanza de éste golpeaba en pleno pecho con una tal rigidez que el caballo del Rey se sentó y, en este movimiento, habiéndose roto el cinto, la silla de montar se deslizó a lo largo del dorso, de forma que Eduardo se encontró de pie, pero en el piso.

Su adversario saltó en seguida a tierra, y encontró a Eduardo ya desembarazado de sus estribos. Sacó en el acto su espada, cubriendo la cabeza con su escudo.

Pero Eduardo le hizo señal de que no continuaría el combate mientras él no se hubiese recolocado otro yelmo. Messire Eustache obedeció, y el Rey, viéndole la cabeza cubierta, sacó por su vez la espada.

Pero, antes de dejarlos recomenzar el combate, dos escuderos condujeron los caballos cada uno por su portera, mientras dos lacayos recogían las lanzas que los combatientes dejaron caer.

lunes, 2 de junio de 2014

Torneo para conmemorar la reedificación del Castillo de Windsor – 5


Cavaleiro medieval, Cambrai


Todas las miradas en seguida se volvieron para la barrera que se abrió, dando pasaje a un caballero de mediana estatura, pero pareciendo, por el modo como llevaba su lanza y maniobraba el caballo, ser tan vigoroso cuanto hábil.

Cada uno fijó los ojos sobre su escudo para ver si presentaba alguna divisa por la cual pudiese ser reconocido; el escudo traía sus armas, que eran tres águilas de oro con las bocas abiertas y el vuelo preparado, distribuidas en dos y una, con un flor de lis de Francia cocida en el ápice.

El Conde de Salisbury lo reconoció como siendo el joven caballero que, al día siguiente del embate de Buironfosse, había atravesado, bajo las órdenes del Rey de Francia, Philippe de Valois, el pantano que separaba los dos ejércitos, y estuviera, sin encontrar oposición, reconociendo el bosque que cubría la pendiente de la montaña en la cumbre de la cual él había clavado su lanza.

En su partida, Philippe lo había armado caballero con sus propias manos, y, cuando volvió, contento con el coraje de que diera prueba, lo había autorizado a agregar a su blasón una flor de lis: esto en términos heráldicos se denominaba cocer en el ápice.

El joven caballero, al entrar en la lid, había despertado un movimiento de curiosidad tanto más vivo cuanto que él se presentaba con armas de guerra.

Avanzó con la cortesía que, desde esa época, hacía distinguir la nobleza de Francia.

 
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